MUT TRIO – 3369
3369
Artist : Mut Trio
Release Date : December 29, 2013
Label : Discordian Records
Format : CD
Recorded on May 12, 2013 by Josué Pascual at El Cuartito de Nora, Vilassar de Dalt, Barcelona.
Mixed and mastered by Josué Pascual and Miguel Fernández
Cover design by Alex Juan, back cover design by Aorita
Produced by Mut Trio
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Buy album:
All music composed by Miguel Fernández, Oriol Roca and Tito Juan, except If I Only had a Brain by Harold Arlen and Jalisco by Manuel Esperón
- Miguel Fernández: tenor and soprano saxophones
- Albert Tito Juan: electric guitar
- Oriol Roca: drums
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It’s criminal, really. A long-standing Barcelona trio with a unique and idiosyncratic style and a repertoire that combines semi-composed themes with quirky improvisation, that somehow manages to unite elements of free jazz with more conventional stylings… and their 27 April 2015 gig at Robadors 23 begins with an audience of four. Now, granted it’s a Monday night but come on, Barcelona – make an effort, please!
Having got that off my chest, I have to admit that there was something special about being part of such an exclusive event; and certainly, the small size of the audience didn’t seem to dampen the spirits on-stage who dealt out nearly an hour and a quarter of exquisite music…
One thing the MUT Trio does not do is hurry. In fact, time seemed to slow in the presence of Tito Juan’s atmospheric chording and lingering single notes. Roca enters the picture with some muted sound-making as he runs plastic bags, shells (I think) and other objects over the drum kit. Fernández stands apparently waiting, inactive, with the horn hanging slackly… but faintly the subtle percussive sound of fingers on saxophone keys can be heard. After a single sonic swipe, languorous melodies begin to emerge from Fernández’ tenor, as Roca immerses himself in his own rhythmic world, and Juan commences a series of dissonant and angular interpolations (in the mathematical sense rather than the musical). It’s a four-way impressionistic soundscape in which silence plays the fourth hand – not for nothing are they named “mut” (Catalan for mute).
Then Fernández adds a brief touch of Coltrane’s tone (I’m pretty sure I imagined it, but for a second there I thought he quoted a fragment of A Love Supreme…) and at the same time, Juan dials up the distortion on his Fender amp – there’s an instant of juxtaposition and then a rapid and complete dissolution leaving Roca’s drums to gently fill the quiet. There’s a constant and spiralling progression happening here which nevertheless feels freeform in nature; ever-evolving, never resolving.
The audience swells to six as another theme commences. The tenor drones and weaves, with a subtle hint of North Africa about it, waiting for the guitar (a rather stunning Paul Reed Smith, by the way) to begin a muted engine-like vibrating rhythm. Roca enters into another complex and unpredictable series of patterns which would serve most other drummers as a solo, but here it’s simply his agile contribution to the landscape. There’s definitely something about the febrile intimacy of these tunes which suits the close environment of Robadors 23. A little later on, Juan digs in with an overdriven tone and Fernández joins him in a simple ascending riff, played in unison, and the combined sound of guitar and saxophone can be felt directly to the chest, not just the ears – a sublime and practically telepathic moment.
MUT trio – if you thought about going and didn’t, you should have. Dave Foxall, Jazz Journal UK (May 2015)
A few years ago, I reviewed (favourably!) an album by the Miguel Fernández Quintet (“Transplanet Species”), I think it even made my Top 5 of 2011 list for Jazz Journal. I still play that disc every now and then and I was keen to finally hear Miguel Fernández play live and find out what he’s into these days. The answer seems to be something a little more abstract than his Quintet fare and none the worse for it. Adjectives that occurred were: painterly, impressionistic, moaning, dissonant, minimalist – all good words and an indication that the MUT Trio were overcoming the sterile atmosphere of the venue! MF’s sax was questing in its ebb and flow; Oriol Roca’s drums were busy yet delicate, playing the ‘whole kit’ for the broadest possible sonic palette; Albert Juan’s guitar was primarily textural and bass-heavy, adding washes of sound to the backdrop. The verdict? A mature-sounding improvising trio eschewing the relentless blowing of clichéd free jazz in favour of something more sophisticated, transporting, and no less free-sounding. Dave Foxall, A Jazz Noise (January 2015)
“3369…tiene que ser algo más que una cifra. Es una serie numérica que esconde quizá una regla mnemotécnica: 3+3=6 +3=9… El 3 como base en un planteamiento aritmético, pero también geométrico: 9/3= 3… Este consolidado trío, que se fundó en 2009, sorprende desde la primera escucha. En él se alternan piezas cortas con largas en un orden que anticipa un uso narrativo o, por qué no, combinatorio, que es cómo las matemáticas cuentan una historia con algo de azar. No vamos a negar, ni creo que sea la pretensión de los músicos, que existen inevitables vínculos de filiación con el sonido y el espacio del histórico de Motian-Lovano-Frisell. Puesto que sería difícil abstraerse a su fuerza gravitaroria con este formato e intenciones, construyendo ese lirismo desvaído, ese nervio cruzado y metálico entre planos en suspenso. Saxo, guitarra y batería, mil formas de conjugar química y física desde las matemáticas. Habla MUT de textos literarios al referirse a sus temas, una intención narrativa que parece sujetarse con “If I only had a brain”, pieza lo suficientemente evocativa (El Mago de Oz, Bill Friselly Elvis Costello) para posibilitar un inesperado espacio de “realismo mágico” a “Jalisco no te rajes”… Y es cierto que se aprecia un cierta intención de relato traído al mundo oral más espontáneo de la improvisación, como también sucedía con el trío de Motian en aquél primer disco que tenía -no por casualidad- el literario título de It should have happened long time ago… Pero esto es sólo el comienzo que sirve para situarnos en lo dicho, en un sonido y un espacio de aperturas y ángulos, de planos y climas, aunque también de líneas que pueden sugerir el lenguaje de Ornette Coleman (esa aparición de “folclore” antes que standards) o incluso, en esa estructura lineal acabada aunque no evidente, por Lee Konitz. Pero la lectura es otra, porque el relato ya no es el mismo aunque tenga un prólogo conocido. Un grupo a seguir.” Jesús Gonzalo, Tomajazz (March 2014)
La teoría de cuerdas pone de manifiesto que cualquier objeto puntual en realidad está conectado con un todo, con un global, al que está unido mediante vibraciones o alteraciones de la materia. Estas vibraciones bien pueden producirse mediante la música, como la que hubo el pasado domingo por la tarde en el Centro Cultural del Matadero. Con motivo de las celebraciones del día de la música actuaba MUT Trío, aunque el público, que quizá ande estos días en otro tipo de celebraciones, acudió con cuentagotas a la cita. MUT Trío es una banda de free jazz improvisado compuesta por Albert Juan a la guitarra, Oriol Roca en la batería y Miguel Fernández como líder y saxofón tenor y soprano. A este trío y con motivo de la gira en la que se encuentran inmersos se les ha unido el virtuosísimo contrabajista Masa Kamaguchi, todo un lujo poder contar con un músico de esta talla, pero para ser justos, los cuatro músicos eran realmente buenos y es lógico, improvisar no es sencillo. La improvisación no existe, o quizá sí, pero no deja de ser una explosión creativa en el mismo instante, y esta explosión se basa en nuestro subconsciente, en nuestro todo, de nuevo revisando la teoría de cuerdas para buscar una melodía, un fraseo, pasarlo por la deconstrucción del free jazz y lanzarlo al mundo. Para esto hace falta un amplío conocimiento musical de modo que uno pueda estar en distintos estados a la vez. A parte que la improvisación no es sencilla, tampoco es fácil hacerse entender con otros tres tipos en una jerga que estás pactando en ese momento. Con ello se alcanzaban grandes cotas de belleza, aunque los cenits en alguna ocasión venían precedidos de frecuencias de búsqueda, inquietantes, delicadas, buscando el hueco por el cual los cuatro podían comunicarse con todo el público. De esta manera se pudo llegar a escuchar una versión deconstruida en modo free jazz del popular tema “Ay Jalisco no te rajes”, uno de los instantes más bonitos y curiosos de todo el concierto. Además, aprovechando el silencio sepulcral que se forma en casi todos los conciertos que se celebran en el Centro Cultural del Matadero, generaron una pausa que casi pareció una versión del tema 4’33’’ de John Cage, para poco a poco ir adentrando los instrumentos hasta formar una nueva frecuencia efervescente y brillante, un brillo tan intenso que parecía estar roto. Durante hora y media estuvieron dando un repaso a todos los espectros del jazz, desde la pausa en la que se oían todos los movimientos de los músicos hasta la efervescencia más epiléptica, incluso las dos seguidas, pausa/ritmo/pausa. El jazz es un terreno de exploración y conocimiento. Para terminar el concierto, Miguel Fernández cogió el micrófono para agradecer a todo el público la asistencia, presentar a la banda e interpretar una última pieza con la cual se despidieron tras un largo aplauso de todos los asistentes. Una despedida a la que se une la programación musical del Centro Cultural del Matadero, pero tranquilo, es sólo hasta septiembre, hasta entonces tocará inventarse algo o escuchar más jazz, el estilo de música más bello después del silencio.”Antonio Romero, Agitado pero no mezclado (June 2014)
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