ROCÍO MÁRQUEZ – El Niño

EL Niño

Artist : Rocío Márquez
Release Date : September 1, 2014
Label : Universal Music
Format : CD
Recorded at DOMI Estudio and Estudios Calamar
Produced by Faustino Núñez and Raül Fernandez
Mixed by Raül Fernandez at Estudios Calamar
Mastered by Alex Psaroudakis at M-Works Mastering

Buy album:

Rocío Márquez is a young flamenco singer and composer with much performing experience in flamenco associations and festivals.  Winner of the prestigious Lámpara Minera in 2008, Rocío is, without a doubt, the leading flamenco voice of a new generation.

Master flamenco singer and investigator with a wide range of forms, Márquez combines prodigious technique with a unique capacity to stir emotions. She takes on classic forms, “ida y vuelta” and mining songs with profound respect, from a stance of knowledge, and of someone who has learned to understand based on study and repeated listening.

“El Niño” is a tribute to the unequaled Pepe Marchena, and although this is previously defended ground, this time we’re seeing an exceptional recording in which music and concepts seamlessly complement one another. Rocío pays tribute to classic Marchena, a singer with encyclopedic knowledge of the forms, as well as to Marchena the creator, the tireless innovator of new styles,  and inspired investigator of flamenco singing.

The classic portion was produced by Faustino Núñez with Pepe Habichuela, Manolo Franco, Manolo Herrera and Raúl Rodríguez on guitar. The new creations include the work of Raül Fernández Miró (Refree) as producer and multi-instrumentalist, and guest artists Niño de Elche singing, Oriol Roca on drums and Miguel Ángel Cortés on guitar.

 

  • Rocío Márquez: cante
  • Miguel Ángel Cortés: guitar
  • Manolo Herrera: guitar
  • Raül Fernández: electric guitar, keyboards, charango, samplers
  • Oriol Roca: drums
  • Niño de Elche: vocals, palmas
  • Nacho Umbert, Maria Illa: back vocals
  • Cor de grau elemental d’Amics de la Unió: choral
  • Manolo Franco: guitar
  • Víctor García: drums
  • Raúl Rodríguez: tres
  • Pepe Habichuela: guitar

 

www.rociomarquez.com

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Mientras los amigos de Rocío Márquez jugaban, ella se escapaba a escuchar “a los viejos”. Debía de resultar extraño ver a aquella niña rubia de ojos muy claros en las peñas flamencas acompañada por sus padres (él, profesor de enfermería; ella, trabajadora en un hospital). Ajenos a aquel mundo, se dejaban arrastrar por la mano pequeña y firme de su hijita al tiempo inmemorial de los cabales, las peteneras, los fandangos y las bulerías. “Les daba mucho vértigo, pero me apoyaron, a los nueve años me subí por primera vez al escenario de una peña”, recuerda hoy la cantaora. “Quizá mi madre no me ha enseñado una soleá o una seguiriya, pero sí el amor por lo que hago”. Rocío Márquez (Huelva 1985)  acaba de publicar El niño (Universal), un trabajo sobre Pepe Marchena, El Niño de Marchena, que no pretende ser un homenaje a este mito del flamenco sino una transmisión de su legado. El disco circula en zigzag por pasado y presente, por tradición y vanguardia. Con producción de Raül Fernández Miró Refree y Faustino Núñez, la colaboración de El Niño de Elche y las ideas del flamencólogo y artista Pedro G. Romero, el álbum se adentra en ese camino marchenero que, como explica Romero, “no ve diferencias entre lo nuevo y lo viejo”. Estudiante de música, la tesis (“sin acabar”) de Rocío Márquez —que cita como influencia en su formación a Gloria Muñoz, profesora de cante lírico que le ayudó a superar unos nódulos cuando tenía 11 años—, versa en la obra de Marchena. El niño forma parte de esa investigación, en él no hay ni versiones, ni tributos, solo una ruta común. “Me daba mucho miedo que con un personaje tan transgresor se perdiera lo más importante: la esencia. Marchena no se planteaba qué era flamenco y qué no”, asegura Márquez. “Cogía un texto de los hermanos Álvarez Quintero o tomaba ideas de los cafés cantantes en los que trabajó y ya está; su conocimiento de la tradición le permitía la más absoluta libertad”. Enormemente carismático, pese a sus orígenes en la más pura miseria, Marchena era conocido por ir siempre de punta en blanco. “Él decía ‘yo soy el primero que he vestido el flamenco de limpio’. Era pura fantasía”. Es esa imaginación misma que inspira El niño la que enciende a sus detractores. En su presentación en directo en la pasada Bienal de Sevilla (en Madrid será el 24 de octubre en el Auditorio Nacional), el disco provocó esas querellas entre puristas y vanguardistas que ya solo parecen existir en el territorio flamenco. Un crítico escribió: “Los flamencos tenemos el cuerpo hecho a estos sustos desde el Omega de Morente, pero es lo último que nos esperábamos de Rocío”. Ay, Rocío, la joven que en 2008 logró la Lámpara Minera del Festival del Cante de las Minas de la Unión y los cuatro primeros premios, algo que hasta ese momento solo había logrado Miguel Poveda, se arranca con un disco en el que no bastan voz y guitarra. “Mis queridos talibanes”, suspira ella ante las críticas. “Solo me interesan las opiniones constructivas. Yo creo que hay que partir de lo clásico, pero sin limitaciones. No he vivido una guerra, no he pasado hambre, he ido a la universidad y a mis amigos les gusta Extremoduro. No puedo ser igual que los de antes. La tradición debe vivir en el presente. En el siglo XVIII ya existía el debate sobre la pureza y aquellos que entonces no eran académicos y traicionaban la tradición hoy son nuestros referentes. Quizá reproducir sin más el pasado solo es ofrecer algo sin vida. Y lo que no está vivo, está muerto”. Elsa Fernández-Santos, El País (October 2014)

 

Fulgurante, la distance qui sépare El Niño du premier album, Claridad, paru en 2012 ! On avait apprécié la douceur, l’expressivité vocale de Rocío Marquez, cette chanteuse de flamenco n’appartenant pas au monde gitan, née en 1985 à Huelva (sud de l’Andalousie) et révélée en France au festival Les Suds, à Arles, en 2010. L’audace, la créativité de sa nouvelle proposition, enthousiasme. L’ombre d’Enrique Morente (1942-2010), rénovateur exaltant du genre, plane sur les paysages mouvants, les creux et les pics, les clartés et les nuits de ce flamenco audacieux de contemporanéité d’où s’exhale une odeur de terre transie de chaleur. Un flamenco ouvert sur les sonorités électriques, Cuba, et l’Amérique du Sud, la romance et le chanté-parlé. Une autre ombre d’importance occupe l’espace : celle de José Tejada Marín (1903-1976), dit Niño de Marchena, qui, lui aussi, narguait avec maestria codes et références. Remarquablement accompagnée (Raul Fernandez, Pepe Habichuela, El Niño de Elche…), Rocio Marquez adapte plusieurs de ses textes. Il est ici le fil conducteur de sa « liberté d’expression ». Patrick Labesse, Le Monde (February 2015)

 

Diez pronunciamientos por mor de la obra “El Niño”

 

Primero: 

Hace algunos años, al término de una charla que yo había dado en una peña flamenca andaluza, vino a saludarme un aficionao para darme las gracias: en mi disertación proclamé la honda grandeza de Pepe Marchena y el aficionao, que llevaba en secreto su devoción marchenera, podría, al fin, después de oírme, argumentar en voz alta, sin avergonzarse, su condición de partidario del Niño, según hubiera dicho el de la Matrona. Ahora, con la publicación de este precioso trabajo de Rocío Márquez, el aficionao o dígase mejor: la afición tiene más que argumentos motivos de intensa alegría, placer colmado. Se llama orgullo de saber y celebrar que el Niño existió y dejó en herencia obra tan caudalosa como bella.

 

Segundo: 

Se puede decir por to lo alto: En tiempos de mediocridades tantas en todo y casi por todo, verlahí como una mujer valiente y un equipo de rango, pueden conseguir la excelencia de una obra ejemplar, perdurable le auguro, rompedora y clásica, medida, soñada y tela, pero tela, de trabajada con amor que pone profesionalidad y talento y pone entusiasmo y pone esfuerzo y pone magia y pone fantasía.

 

Tercero: 

Para mí este Niño tiene y tendrá el alcance que en su momento tuvo el Homenaje a Don Antonio Chacón que impresionaron Morente y Pepe Habichuela en los años setenta del siglo que pasó. Y aunque formalmente no conste, en las costuras del disco está Enrique como eslabón que une y que ilumina; pienso: Sin Silverio no hay Chacón, sin Chacón no hay Niño Marchena, sin Niño Marchena no hay Morente, sin Morente no hay esta Rocío Márquez. Obvio es que hay y son muchos más los nombres pero éstos son arquitectos que dibujan la estructura de los cantes que aquí se tratan, considero.

 

Cuarto: 

El Niño tiene la precisión del baile de los astros y la lozanía de una rosa y tiene la transparencia de un cristal bañado de luz y el sutil nervio apasionado de la música y tiene fragancia de ensueño y el aire adorable de la voz que predomina en los tonos que son que conoce que alcanza que domina y que goza.

 

Quinto: 

Puede ser una cuestión menor pero a mí me es la mar de grato y me emosiona ese formidable fraseo de eses marcheneras que tan frecuente se mese y se barselonea y se esensia y resa y se estremese y vosea galarosa y nueses y dise floresío y esperansa y dise sincuenta y siete y amaneser y corasones y sierta…

 

Sexto: 

El álbum contiene erudición afición y ciencia, además de la omnipresencia de Rocío admirable cuenta con la sabiduría de Pedro G. Romero y la memoria de Faustino Núñez, y eso se nota.

 

Séptimo: 

No sólo se pretende y se logra traer al Niño de Marchena al siglo XXI, también se vuelcan sobre el pasado y el futuro gritos alaríos palabras y versos que pertenecen a lo contemporáneo: no todo, manque casi todo sea recordar y restablecer con brillo magnífico: también hay poderosos guiños a lo nuevo que no se cantaba y entonces el Niño de Elche con Rocío juegan a descubrir y se encuentran, se quejan, se duelen… así fueran el punto de sal a tanta caminata de melancolía y dulzura.

 

Octavo: 

La voz es la voz pero la voz además de fresca y hermosa y estudiosa y limpia y clara es sabia y busca apoyos: el de Raül Fernandez Refree, colosal; y el de Raúl Rodríguez, puntero; y el de Manuel Herrera, imponente; y el de Manolo Franco, juncal; y el de Pepe Habichuela, magistral. Hagan el favor de revisarlo, si quieren, cuando escuchen el disco, y comprueben si se corresponden así los adjetivos; podría haber más, sin duda, uno por uno.

 

Noveno: 

El Niño este me lleva a recordar que en cierta ocasión me dio por pensar que el cante, en su más primitiva y originaria condición tiene semblante femenino, es expresión de mujer, de hembra. ¿Qué gritos se oyen cuando las multitudes claman? ¿Por qué no existe en castellano la palabra plañidero? ¿Quién como una mujer para gemir con desvergüenza el placer o el llanto? Todas estas y más preguntas me hacen formular la siguiente: ¿Acaso el maestro Pepe Marchena, que era tan hombre, no buscó –deliberadamente o por instinto– en su lado femenino para organizar su obra cantaora? ¿No tiene toda ella, tan limpiamente caprichosa, como llena de bordados, claros aspectos de lo que se acostumbra a señalar como propio de mujer?

 

Décimo: 

“Saeta sin melodía del siglo XVI” se le ocurrió de llamar a Pepe a estas cumbres estremecidas por las maravillosas entonaciones que él compuso a partir de la copla popular. Es el canto que culmina este Niño. O sea el omega. Pero también es aviso de principio, creo. Señala no únicamente ecos del tiempo pasado sino legítimos aldabonazos de ahora, del tiempo en que somos y del tiempo que viene. Rocío se emplaza a lo futuro. Ha cumplido un deber, una devoción, tal vez una promesa. Se ha enfrentado a un reto y para mí que el desafío ha colmado de satisfacción el gusto de nosotros, aunque ella quiera más y hace bien en no conformarse: ha subío un peldaño y tiene abiertas las puertas de la vida. Jose Luis Ortiz Nuevo, El Estado Mental (December 2014)

 

En muy pocos géneros musicales del mundo occidental, hay una tensión tan marcada entre el sector tradicionalista y los nuevos intérpretes como en el flamenco. A los aferrados de los modos históricos les cuesta aceptar que se trata de un patrimonio cultural vivo que sigue su propia dinámica y evolución. Por supuesto que se deben conocer y apreciar los orígenes, pero hay que entender que la única manera de conservarlos es saber cómo proyectarlos hacia el futuro con inteligencia y algo de desparpajo. Es así como se han impuesto y siguen brillando con luz propia dos discos que marcan un antes y un después del arte del cante jondo. Inicialmente La leyenda del tiempo (1979), que le debemos al inmenso Camarón de la Isla, y después vendría Omega (1996) que firmó el gran maestro Enrique Morente junto al grupo Lagartija Nick. En el primero de ellos también soplan los vientos del jazz, pero en los dos hay marcados acentos de la fuerza y las maneras del rock. Ambos son Lp´s excepcionales que forman parte de un universo que es reacio —a su manera— para entender y justificar los momentos en los que se presenta la reinvención. En tales querencias flamencas, tradición y modernidad son una especie de estira y afloja que ha permitido la aparición de figuras que contribuyen a renovaciones radicales. Y no son pocas, la lista es nutrida pero Paco de Lucía, Tomatito, Kiko Veneno y últimamente Javier Limón, son nombres para considerar en el cuadro de honor de esta música mestiza. Y cuando apenas el año pasado apreciamos los desplantes de la brillante cantante Silvia Pérez Cruz junto a Raül Fernandez Miró “Refree” en su muy atrevido álbum Granada, hubiéramos podido pensar que no sobrevendría tan seguido otro alud de fino y elegante flamenquismo. En su segundo disco (tras debutar en 2012 con Claridad), Rocío Márquez decidió no guardarse nada y hacer un homenaje a otra figura polémica por heterodoxa: Pepe Marchena, muy avezado en la parte histórica pero capaz también de inventar nuevos “palos” y acercarse a la música más popular de la península ibérica de su época. Coplas, tonadillas y rumba eran —y son vistas— por debajo del hombro por los puristas. Resulta que esta cantaora excepcional lo ganó todo en el Festival del Cante de las Minas de la Unión del 2008 (algo que sólo había logrado Miguel Poveda) y sorprendió con El niño (Universal, 2014) que surge del sobrenombre del cantante. Lo que hace es seguir sus enseñanzas de investigadora y dar con piezas que reflejen su personalidad —reinterpretar es volver a crear—. Se trata de una joven mujer que conoce muy bien el interior de la academia y que planea con cuidado cada paso a seguir. Rocío sabía que no se harían esperar las críticas y sin titubear les sale al paso: «Mis queridos talibanes… Solo me interesan las opiniones constructivas. Yo creo que hay que partir de lo clásico, pero sin limitaciones. No he vivido una guerra, no he pasado hambre, he ido a la universidad y a mis amigos les gusta Extremoduro. No puedo ser igual que los de antes. La tradición debe vivir en el presente. En el siglo XVIII ya existía el debate sobre la pureza y aquellos que entonces no eran académicos y traicionaban la tradición hoy son nuestros referentes. Quizá reproducir sin más el pasado solo es ofrecer algo sin vida. Y lo que no está vivo, está muerto»; así se lo reitero a la periodista Elsa Fernández-Santos en una conversación a finales de año para el diario El país. Márquez (Huelva, 1985) ha dedicado a “El Niño de Marchena” una tesis que todavía no concluye pero que le permitió profundizar en el pasado para seguir descubriendo material sorprendente e innovador. En el álbum se encuentran esas dos caras de una misma moneda. Para su parte más clásica recibió consejo del flamencólogo y artista Pedro G. Romero y se encargó la producción a Faustino Nuñez, quien coordinó a una serie ilustre de colaboradores entre los que se cuentan Pepe Habichuela, Manolo Franco, Manolo Herrera y Raúl Rodríguez. Para luego saltar hacia esa vertiente visionaria en la que luce –una vez más- la producción y guitarra de Raül Fernandez Miró (Refree) e invitados como Niño de Elche (cante), Oriol Roca (batería) y Miguel Ángel Cortés (guitarra). Marchena no encontraba diferencias abismales entre las modalidades nuevas y viejas, así que hizo que se alternaran y convivieran de la mejor manera en un álbum lleno de filigrana e inspiración. Cada participante fue respetuoso y atrevido por partes iguales, cada uno supo lo que debía aportar; sólo así se pudo lograr una disco mayúsculo de 17 partes del que —afirman los expertos— que Rocío logró cantar por Morente, como si el cantaor ya fuera un palo flamenco en sí mismo. Un elogio mayúsculo. El niño es una obra para adentrarse y conocerla como una totalidad, pero a fuerza de tener que hallar sus pasadizos de entrada más fascinantes, habré de decantarme por “Los extraños” y “Una rosa”; ambas con esa carga experimental que no opaca su exuberante belleza. Rocío Márquez ya trae de cuna el talento vocal que ha logrado desarrollar en clasicismo y vanguardia. Es una artista madura con todo y su juventud. Ella nos confirma que en este Cabaret de galaxias, todos los días sube a un escenario gente que sorprende con su arte mayúsculo.Juan Carlos Hidalgo, Tierra Adentro (February 2015)

 

Los fenómenos de la naturaleza tienen una curiosa mezcla de simplicidad y complejidad que, en su aparente perfección  y acabamiento, esconden complejas reglas que los matemáticos tratan de estudiar y catalogar. Lo lineal se torna radial y lo cerrado se abre en mil detalles. La semilla genera un árbol que a su vez genera flores, frutos y más semillas. El lenguaje y el canto, la música y la voz humana son buena muestra de cómo, con elementos simples, se crean construcciones complejas que transmiten orden o caos. Y del caos venimos todos con nuestro supuesto-impuesto orden. La aproximación que ha realizado la artista y cantaora Rocío Márquez al universo semiolvidado de Pepe Marchena en el disco llamado El Niño, metáfora de esa creación seminal que crece y se transforma, no ha dejado indiferente a casi nadie, aunque algunos esperarán en silencio, de la misma forma que esperaron con Morente (hasta su muerte), la clave que les permita insertarlo en algún esquema manejable. La presentación en la Bienal 2014 hecha sin concesiones, escenografías, ni paños calientes, pero también sin  pretensiones, puso al público y crítica asistente en una difícil tesitura: tratar de comprender vs dejarse llevar. Y es que cuando la fuerza de la naturaleza comienza, en forma de gota de agua insistente o en forma de tormenta urgente, ya no hay nada que la detenga. La primera parte del recital en el Teatro Central de Sevilla fue la gota insistente que te va calando o agujereando el alma, como en la Seguiriya, y después dio paso a la segunda parte que fue un tsunami de emociones y capas de significados que casi no daba tiempo a captar. Un planteamiento polarizado, el del Central, que separó en dos bloques, clásico contra experimental, lo que en el disco aparece mezclado y entreverado de forma natural formando un universo perfectamente equilibrado. Analizar en profundidad este universo necesitaría más tiempo que crearlo pero ocurre que una mirada demasiado inquisitiva afecta a su realidad como un nuevo principio de incertidumbre: si no lo asumes completo se resistirá a dejarnos pasar. Las pistas del disco, producido con maestría por Faustino Nuñez y Raül Fernández Refree, se van sucediendo con sus pausas, pero la continuidad musical es tal que se podría haber escogido crear una sola pista que se escuchara en bucle sin fin pues la última enlaza con la primera. Comienza con una pieza revolucionaria, una Granaína del revés, transgresión subliminal, plena de citas, que va de lo tonal a lo ambiguo, de lo medieval a lo actual, de la voz, como origen de todo, a la guitarra como arma-herramienta en las manos siempre sensibles de Manolo Herrera; Granaína que, como un átomo reconcentrado que estalla y lo ocupa todo, ya contiene al resto de las obras del disco. Y de Granada a Huelva pasando por Barcelona con los fandangos titulados “Orillo Barcelonés”, suerte de acertijos sobre geometrías y aritméticas del querer que se enrevesa y se ensortija en los melismas finales en la voz de Rocío. Más adelante encontraremos otros fandangos, en este caso naturales, con “Cruz de piedra” donde Pedro G. Romero llega a hablar de cubismo pero, aún más, lo que vemos es expresionismo de raíz hispana como en una pintura de El Greco o de Gutierrez Solana. Una de las grandes piezas del disco es “El Venadito”: comienza tímidamente en un modo naif, apoyándose en la tradición oral, y reconstruye, capa a capa, el proceso de creación que hizo Marchena con la Colombiana culminando en una capa nueva, que Rocío se gana a pulso poder añadir, creando un himno para el S. XXI, que pasa de lo local a lo universal, “Oye mi voz”, y que se apoya, en su primera aparición, sobre rítmicos sonidos industriales y en la segunda en un charango evocador. Y es curioso como la misma esencia de los temas musicales evoca el concepto “ida y vuelta”, la ida al pasado con el tema matriz de sonidos ascendentes, la recreación marchenera que se demora en lo alto y ese volver con el tema nuevo en sonidos descendentes que cierra el círculo. El tropicalismo y lo colonial vuelven a aparecer en la Guajira “Alumbra el firmamento” y en la Milonga “El año del cometa” llegando a su culmen con el Punto y Milonga “Una noche que la luna”, donde el apoyo del Tres cubano de Raúl Rodríguez alcanza su más cristalina expresión además de encontrarnos con múltiples referencias astrológicas, y es que en el trópico los cielos son más brillantes y la noche es un espectáculo para los sentidos. Pero de vuelta a España se ha de llegar hasta levante  y encontrar esas filosofías demoledoras que preñan las letras, “Los astros por qué se mueven”, del improvisador trovero y los intrincados tonos de armonía inestable de los cantes mineros proclives a dejar volar la imaginación desde lo particular a lo cosmológico, de lo terrenal a lo sublime. “Lo que tu querer me cuesta”, es la Soleá, no una solea más, es la soleá arquetípica, la que querrías escuchar si te despiertas de madrugada con un vacío en el estomago y hambre de flamenco. Y es normal que sea así pues escoge, recoge y convoca, en la elección contrastante de los temas musicales y las letras, junto a la sonanta clásica de Manolo Franco, lo que la discusión musicológica trata de descifrar: el caracter cambiante y mestizo fruto de las aportaciones personales que sucede y sucedió en la siempre viva creación flamenca. Viva, aunque algunos la quieran momificar… olvidando, o queriendo olvidar, que en el flamenco, en sus músicas y sus palabras, opera un proceso de creación y re-creación continuo que va añadiendo capas mas grandes o más pequeñas, perfectas o imperfectas como en los pétalos de una rosa. “No le toques ya más, que así es la rosa” canta una inspirada Rocío por Juan Ramón y nos lleva hasta Shakespeare para hablarnos de las espinas, las sombras de la realidad, las que llevamos con nosotros en señal de que la luz existe y nos acordamos del momento anterior en boca del trovero con sus cavilaciones y vemos que en el fondo piensan igual. Con los “Castillos invulnerables” encontramos dos versiones minimalistas de los Tangos que son complementarias, a través de un sustrato rítmico común, pero que son únicas en su letra-declaración donde nuestra cantaora se afirma en su camino: “han tratado de derribarme pero que nunca lo han conseguido”. Y el tema que mejor demuestra su implicación en este disco es el gran fresco sonoro que se produce en “Los esclavos”, con la colaboración de Niño de Elche. Aquí Rocío utiliza todos los recursos de su voz pero integrados en una gran construcción en forma de arco que comienza con una dulzura llena de ironía, casi resentimiento, y evoluciona de nuevo por capas de voces creciendo en tensión y disparando la letanía numeral del Gitano de Oro por boca de Niño de Elche, rosario pagano de afrentas que nos llena de inquietud, en un universo sonoro, de ruido y furia, más cercano al experimentalismo de John Cage que al Hard Rock, que se volverá a escuchar en la Saeta “Las cumbres se estremecieron” como remate del disco. Uno de los engarces de lo actual con el pasado es el toque de Pepe Habichuela, tan clásico, tan moderno, siempre original, en la Seguiriya “Plañidera del testigo falso” y en la Malagueña“Al pie de tu celosía” donde Rocío muestra sus dotes dramáticas y expresivas pero también la contención. Transmitir emoción con voz de terciopelo y que simultáneamente se noten las espinas, es el mayor logro de este trabajo, pero no el único, también lo es ser fiel a la propia idea, al impulso valiente de quien no está pensando en notoriedad y aquiescencia, explorando terrenos desconocidos en la frontera fértil en cuyo límite, alimentándose de tierra vieja y nueva, florece la rosa. Bernardo Sáez, Sinfonía Virtual (January 2015)

KIKO VENENO – Sensación Térmica

Sensación Térmica

Artist : Kiko Veneno
Release Date : March 19, 2013
Label : Warner Music
Format : CD / Vinyl

Recorded at Estudios Calamar (Barcelona) by Juan Casanovas and Raül Fernandez and at Estudios Pocos (Sevilla) by Jacobo Fernández. Mixed and produced by Raül Fernandez. Mastered by Denis Blackham at Skye Mastering.

Buy album:

  • Kiko Veneno: vocals, electric and acoustic guitar
  • Raül Fernandez: guitars, keyboards, samplers, bass, vocals, percussion
  • Aleix Tobías: percussion
  • Rafa García: percussion
  • Miquel Sospedra: electric bass
  • Juan Ramón Caramés: electric bass
  • Sílvia Pérez Cruz: vocals
  • Oriol Roca: drums
  • Jimmy González: drums
  • Ana Gallardo: back vocals
  • Anabel Pérez: back vocals
  • Juan Ramón, Rafa “el ruso”: back vocals
  • Josep Lluis Pons: trumpet
  • Anabel Pérez: flute
  • Mario Mas: flamenco guitar
  • Nico Roig: guitar
  • Raúl Rodríguez: tres
  • Xavi Lloses: keyboards

 

www.kikoveneno.net

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Suerte tenemos de Kiko Veneno. Tampoco es tan común encontrarse con artistas que podrían estar tan ricamente tumbados a la bartola dándole vueltas a su pasado (que si un poco de Veneno por aquí y un “Échate un cantecito” por allá), pero que, sin embargo, siguen planteándose cada nuevo trabajo como un reto. Como un desafío. Suerte tenemos de Kiko Veneno, sí, flamenco sin manías que lo mismo pasea con gracejo por la música negra en “Babu” que retuerce trompetas y le busca las cosquillas al pop exótico en “La vida es dulce”.

El de Figueres, qué le vamos a hacer, siempre ha sido así, por lo que sería injusto señalar la presencia de Raül Fernandez (Refree) en la producción como un factor decisivo. Lo que sí que parece haber conseguido el barcelonés es poner un poco de orden en el dicharachero desparpajo de “Dice la gente” (2010) y trazar el camino más corto para alcanzar la esencia de las canciones. Ocurre, por ejemplo, con“Mala suerte” y, sobre todo, con “Los planetas” y “Malagueña de San Juan de la Cruz”, tres de esos viajes de ida y vuelta al flamenco que Kiko recorre aquí ligero de equipaje y asegurando que sí, que “es mejor así”.

Pero esto no sería un disco de Kiko si no estuviese ahí su poética vacilona y sus juegos de palabras, papeles que encarnan a la perfección “Namasté” y las rimas enlazadas de “No cal patir”, travesuras que no desentonan en un álbum que sabe ser, al mismo tiempo, humilde y complejo y con el que Veneno perpetúa su canto de amor a la vida. Y que dure. David Morán, Rockdelux (March 2013)

 

Kiko Veneno celebró el vigésimo cumpleaños deÉchate un cantecito durante el pasado ejercicio. Lo hizo en condiciones, con una reedición-bitácora que ningún fan debería pasar por alto y una serie de conciertos en los que la comunión con el público fue total. Podía haberse amorrado a tan jugoso pezón, porque la nostalgia y la evocación en bucle cada día acaparan más cuota de mercado. Pero el de Figueras ha preferido la pirueta en el vacío al salto con red. Y ha caído de pie.

Estamos ante un hito en la larga trayectoria del ciudadano López Sanfeliú, confirmación del excepcional estado de forma que atraviesa desde la publicación de El hombre invisible (2005). Cuando se supo que trabajaría bajo la tutela de Raül Fernández “Refree” –músico y productor polivalente en el que ya han confiado artistas como Fernando Alfaro, Christina Rosenvinge o Mala Rodríguez– hubo cierto arqueo de cejas. Estas diez canciones neutralizan los prejuicios a las primeras de cambio. La esencia venenosa permanece y, al mismo tiempo, se renueva un discurso capital en la historia del pop español.

Festín de poesía mundana y casera, Sensación térmica no escatima en cariño –La vida es dulce– ni en detalles: atentos al solo de Babú. Tampoco abdica de las formas que han modelado su carrera. La rumba Sabes o no es buen ejemplo de ello. Además, hurga en la herida cuando es necesario –la torrencial Mala suerte es una de las mejores canciones que haya escrito– y acude a los clásicos –elCánticode San Juan de la Cruz en Malagueña– con asombrosa naturalidad. Ejemplar, se mire por donde se mire.César Luquero, Rollingstone Magazine (December 2013)

 

Kiko se ha enfrentado a este nuevo disco con ganas de que un productor le llevara a un terreno novedoso. Ha sido el catalán Raül Refree quien lo ha hecho, gracias a una instrumentación diferente a la habitual de Kiko (trompeta, flauta, banjo, ukelele, mellotrón, etcétera) y a cuidadísimos (y a veces complejos) arreglos que miran más a las armonías que a los estilos. Otra cosa es que el resultado convenza a sus fans, acostumbrados a sus canciones más “comerciales” y aflamencadas. Y eso a pesar de que en sus textos, a la altura de sus mejores escritos, se reconoce el universo “veneno”. Un disco que nos deja joyas como “Mala suerte”, la preciosa “Namasté” con la radiante Silvia Pérez Cruz, la sorprendente “Babu” o la alegre “La vida es dulce”. Otra gran obra que cumple el tópico de ganar a cada nueva escucha y que tal vez será poco reconocida, aunque no sea la primera vez que le pasa. Kiko en libertad. Miguel Amorós, Mondosonoro (May 2013)

 

En 2012 Kiko Veneno recibía el Premio Nacional de Música Actual por “su contribución decisiva durante más de tres décadas y media a la integración de tradiciones musicales internacionales e hispanas”. Es un reconocimiento justo al hombre que se sacó de la manga “Volando voy”, primero escuchada a Camarón; fusionó sagazmente flamenco y rock junto a Raimundo y Rafael Amador en Veneno; y ha traído tantos personajes y canciones imborrables a la música popular de este país.

Entre este premio conmemorativo y el reciente 20o aniversario de “Échate un cantecito”, celebrado con una exitosa gira de recuperación del disco, podría pensarse que la carrera de Veneno ya pertenece a los museos y la nostalgia, pero nada más lejos de la realidad. Ahí queda algo tan vivo como “Sensación térmica”: un disco que conecta con el talento primordial, la actitud enérgica de “Veneno” (1977), sin renunciar, sería antinatural, a los rasgos de madurez propios de un hombre con su vida y un artista con su experiencia.

Desde hace tiempo Veneno quería trabajar con un productor renovador, y en el gran Raül Fernández, alias Refree, ha encontrado al aliado ideal, una forma de potenciar ese vínculo Andalucía-Catalunya que José María López Sanfeliu, nacido en Figueres, de madre catalana, siente muy dentro. Productor moderno pero conocedor de la canción y sus múltiples tradiciones, Refree (del que Veneno había admirado su trabajo con La Mala y la Original Jazz Orquestra, o Sílvia Pérez Cruz) parecía y fue el hombre adecuado para dar vida extra a unas canciones, por otro lado, entre las más inspiradas de su creador en mucho tiempo.

Comienza el disco con la afirmación existencial de “La vida es dulce” (“Quiero sentir el peso del mundo / Volver a oír / Entre las olas del mar / Del mar profundo / La voz lejana que me susurra / La vida es dulce”) y regresa, impoluto pero, a la vez, rejuvenecido, el mejor Veneno, haciendo equilibrios luminosos entre el flamenco pop y los sabores africanos. La instrumentación es rica, la canción es sencilla pero, a la vez, cuenta con múltiples estratos, algo que se repetirá (con variaciones: es un disco ecléctico como él solo) a lo largo de un viaje íntimo y a la vez expansivo. Viaje en gran parte a los orígenes, a la tierra y al barro, con el afán de movernos a olvidarnos de todos los artefactos que alguien nos hizo creer necesarios.

¿Canciones? Todas, de veras. “La vida es dulce” y también “Babú”, con su groove anguloso y un flow vocal casi black. “Namasté” y sus juegos de palabras, el fresco pasaje rock de “Mala suerte”, o “Los planetas” con su poética insuperable: “Qué fácil es pasar de helarte a quemarte / Yo no quiero vivir ni sufrir por amor al arte”. Y por supuesto –esa conexión catalano-andaluza– “No cal patir”, raro, gozoso acceso de Veneno en catalán después de “La rama de Barcelona” y aquella versión de “Balada per a un trobador” de Serrat. Pero quizás el mayor hallazgo sea “Malagueña de San Juan de la Cruz”, que debió empezar como flamenco puro y al final terminó en fascinante ejercicio lo-fi, de elementos tan escasos como poderosos; un caso sublime de pocas cosas bien dispuestas.

Es el retorno de Veneno, el mejor Veneno, ese que inocula la felicidad o la feliz melancolía con armas antiguas empleadas con mágica inocencia, infecciosa frescura. “Sensación térmica” se recordará, se vivirá. No hace calor: es la sensación térmica de que Kiko ha vuelto. Juan Manuel Freire, Stafmagazine (March 2013)

 

Kiko Veneno tiene a honra mantenerse como uno de los músicos más significativos y personales en el panorama pop nacional durante casi cuatro décadas. En los 70, parió junto a los hermanos Amador ‘Veneno’, uno de los discos más cruciales y valiosos de la música española, además de participar en, quizá, el más importante: ‘La leyenda del tiempo’, de Camarón de la Isla. En los 80, incidió en su faceta más transgresora y posmoderna, difuminando las fronteras entre el rock, el flamenco y el pop, escribiendo temas de éxito para Martirio y quedando adherido de forma indeleble en las mentes de toda una generación con sus apariciones televisivas. En los 90 le llegó el éxito comercial, con discos tan recordados como ‘Échate un cantecito’, aunque también terminó condenado por las exigencias contractuales de una multinacional que le exigía sostener su nivel de ventas. En los 00’s, logró liberarse de ese yugo, siendo uno de los primeros artistas de renombre en recurrir a la autoedición. Y en esta aún naciente década, tras ser galardonado con el prestigioso Premio Nacional de las Músicas Actuales, se ha propuesto reivindicar su absoluta vigencia y su inacabable hambre como compositor, primero con el loado‘Dice la gente’ y ahora con este ‘Sensación térmica’.

El de Figueres ha confiado, muy acertadamente, en apostar por un productor como Refree, un músico que no se asusta ante los retos y sabe hacer brillar al autor sin dejar de plasmar su impronta. En el caso de ‘Sensación térmica’, Raül Fernández aporta color y matices con bonitos e ingeniosos arreglos de viento, cuerdas, percusiones y guitarras, a la vez que logra remarcar el carácter versátil de Veneno. Así, este resulta igual de convincente acometiendo números abiertamente pop como el abrumador ‘La vida es dulce’ que abre el álbum, el juguetón ‘Los planetas’ o el vibrante tema que da título al disco, como arrullando un bolero como ‘Sólo con palabras’ o lanzándose a una iconoclasta fusión con toques de electrónica y fusión como la de ‘Babú’, uno de los cortes que mejor ejemplifica su permanente disconformidad y búsqueda.

En todo ese collage sonoro simbolizado en su bonita portada, sin embargo, también encontramos momentos puntuales en los que este encuentro entre dos interesantes y diferentes figuras de la música no termina de cuajar. Las interesantes ‘No cal patir’ y ‘Namasté’ (en la que colabora Sílvia Pérez Cruz) empiezan con buen pie, pero acaban perdiendo fuelle alargadas más de lo deseable; la rumba ‘Sabes o no’ no resulta convincente en su intento de combinar guitarras bluesy con percusiones excesivas y ‘Malagueña de San Juan de la Cruz’ no logra despegar pese a su curioso planteamiento lo-fi.

Pero esos pocos momentos de inconsistencia logran ser neutralizados por el inagotable ingenio del Veneno letrista, incansable en esos giros lingüísticos, retruécanos y juegos de palabras, todo un goce que suele fructificar en la sonrisa cómplice del oyente. Solo él sabe ser romántico, ácido, crítico y divertido a un tiempo, como hace aquí en la mencionada ‘Babú’ o en esa especie de chirigota-rock que es ‘Mala suerte’, que logra, insólitamente, resultar hilarante mostrando lo patético y miserable de nuestro mundo. ‘Sensación térmica’, además de ser perfecto ejemplo delo que predica, posiblemente será uno de los pocos álbumes de su discografía capaz de satisfacer a los seguidores de cualquiera de sus etapas anteriores y, a la vez, atraer la atención de públicos nuevos. Raúl Guillén, Jenesaispop (April 2013)

REFREE – NOVA CREU ALTA

Nova Creu Alta

Artist : Refree
Release Date : August 30, 2013
Label : El Segell del Primavera
Format : Vinyl

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Nova Creu Alta is an eclectic album, going from the most lysergic psychedelia to rock riffs, it is as if Marc Ribot were playing Black Sabbath’s guitars. Different influences and baroque arrangements flood this record that has one foot in the late 60s and another in the early 70s but it sounds modern. It is an album that is closely linked to the current social moment that his country (Spain) is living, both for the aggressiveness of its sound and for the forcefulness of its lyrics that denounce the evils of a society in total decadence.

 

  • Raül Fernandez: guitars, keys, bass, vocals
  • Oriol Roca: drums

 

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El polifacético Raül Fernandez, cuando no está colaborando o produciendo a Kiko Veneno, Silvia Pérez Cruz, Els Pets, Christina Rosenvinge o Josh Rouse, por  citar sólo unos cuantos, se dedica a su proyecto más personal, Refree. Con cinco discos ya en la espalda, vuelve a la carga con este sexto álbum titulado Nova Creu Alta para convertirse en uno de los trabajos mas destacados del 2013.

Refree da un triple salto mortal perfecto con este cambio de aires que se aleja de los anteriores discos, alguno de los cuales ya nos habían llamado la atención. Con La matrona (2005) fue, por ejemplo, escogido como tercer mejor álbum del año en Alta Fidelidad. Con Nova Creu Alta (El Segell, 2013), editado sólo en vinilo rojo y digital, genera un cambio de sonoridad: va a más y se mete de lleno en un rock psicodélico que por momentos nos traslada a los setenta. Así, nos gusta mucho Kikiriki, con unosriffs de guitarra sucios y distorsionados, también como los de La Festa, que enamoran con solo oírlos. Pero este nuevo trabajo de Raúl también viene cargado de contundentes letras protesta como lo es Els nostres pares, con una clara alusión a la situación social que se vive en su país y que, en algunos conciertos, dedica con cierta ironía a los Mossos. Esperamos que, a salvo de que nos encontremos con otro giro inesperado, el próximo trabajo de Refree siga ahondando por estas vibraciones tan singulares. ¡Queremos más, Raül! Sergi Serrano, Alta Fidelidad (January 2014)

 

Desde que los medios generalistas se ocuparon de la “ola pop catalana”, Refree no ha sido uno de los más destacados de esta escena de moda que tiende a empequeñecer lo que parece más que algo efímero. Tal vez sea porque Raül Fernández, cabeza del proyecto, parece ir por libre, alejarse de todo lo que conlleva la música que no es la propia música. Quizá porque han tenido que pasar tres años para que pudiéramos tener nuevo material del proyecto.

Tras sus labores de producción con músicos tan distintos como Kiko Veneno, Fernando Alfaro, La Mala Rodríguez o Sílvia Pérez Cruz y dejar pasar tres años desde que editara nuevo material, ha decidido retomar Refree. Allí acude Fernández a recoger todo lo guardado para sacarlo, puede que buscando ese culto a la banda que se ha ido gestando a base de buenos trabajos.

En ‘Nova Creu Alta‘ deja los sonidos más intimistas en busca de la experimentación y los toques psicodélicos en un trabajo 100% en catalán.  Desde los toques Radiohead de la introducción ‘NCA’ a la expresividad barroca que luce en ‘Kikirikí’, pasando por las referencias planetarias de ‘La Festa’ y el endurecimiento rock en el tono general del álbum, las  canciones se desenvuelven entre sus propios mundos, entre multitud de ritmos que dejan claro que esto no es una casualidad, que ‘Nova Alta Creu’ ha estado gestándose de forma concienzuda.

El cambio coincide con el traslado de base. Fernández a mudado sus canciones a El Segell, discográfica de Primavera. De esta nueva alineación ha salido el álbum más creativo de Refree, una joya proyectada en 10 dosis y que se encuentra entre lo más destacable del pop nacional de este año. J. Castellanos, Hablatumúsica (September 2013)

 

Qué bueno que es Raül Fernández. En serio: no escatimemos elogios en él, porque hemos de buscar alguna forma de darle su justo reconocimiento y diferenciarlo de la gran masa, sobre todo en estos tiempos en los que la crítica musical corre riesgo de enterrarse en la adulación fácil y en el corta-pega de lo que quieran decirnos las notas de prensa.

Tampoco es que vayamos a descubrirlo a estas alturas. El respeto se labra con hechos, y a Raül hace tiempo que se lo rifan artistas de todo tipo de estilo y rango.

Y no parece que la variedad musical de los proyectos que llaman a su puerta vaya a amilanarle, ya que cuando le llega el momento de volcar su talento en Refree  -su proyecto más personal y en el que supuestamente trabaja sin cortapisas creativas de ningún tipo-, él parece disfrutar dando volantazos estilísticos y despistando al personal.

Por ejemplo, poco o casi nada tiene que ver este Nova Creu Alta con el preciosismo acústico y orquestal de Matilda (2010), la anterior referencia de Refree. Esto es un disco de rock, pero rock al estilo de Refree; o sea, huyendo de lugares comunes, mimando la composición y sorprendiendo con unos arreglos que demandan lo mejor de los excelentes músicos de los que ha decidido rodearse.

Resulta muy complicado definir con fidelidad lo que aquí suena. Tras una intro que parece descontextualizar entre cuerdas un canto folclórico que hasta podría sonar africano a oídos ajenos, entramos en el ajo de los sonidos más ásperos y contundentes que van a dominar el disco hasta el final, todo ello combinado con unas melodías que, en la frágil voz de Raül, suenan tremendamente evocadoras.

Algunas piezas como Kikiriki parecen una peculiar puesta al día del rock sinfónico setentero, evocando sobre todo a los Genesis de The lamb lies down on Broadway (1974). Otras, como la intensa La festa nos adentran en atmósferas más oscuras que bien podrían colar como versión mediterránea deRadiohead. Tras sus últimos coqueteos con el bilingüismo, Refree termina de abrazar completamente el catalán para cantar los diez cortes de este disco, una decisión totalmente coherente con las referencias costumbristas que arrojan algunas de las letras. Tan solo me resta invitarte a sumergirte en uno de los mejores discos nacionales del año y desear suerte a Raül en su nueva aventura sonora y discográfica (esta es la primera referencia del sello de la gente del Primavera). Qué bueno es. Sergio Miro, Indienauta (November 2013)

 

Raül Fernández es, guardando las distancias estilísticas, el Mike Patton nacional: no puede parar de hacer cosas. Además de colaborar con infinidad de artistas tanto en el estudio como en directo y producir álbumes tan notables como losdos facturados por Nacho Umbert, el debut de Sílvia Pérez Cruz en solitario o el último de Kiko Veneno, tiene tiempo para dedicarse a Refree, proyecto en el que él está al frente a todos los niveles. ‘Matilda’, de 2010, era su último disco de estudio, pero no teniendo suficiente con la experiencia, Raül cogió a la banda que le acompañó en directo y la metió en el estudio a reinterpretar (también en directo) una selección de la ya extensa producción discográfica de Refree en ‘Tots Sants’, que vio la luz el pasado año, aprovechando el décimo aniversario de ‘Quitamiedos’, su debut.

Comentaba Fernández en la hoja de prensa de ‘Tots Sants’ que el disco servía para dejar claro su compromiso con el proyecto, que pese a la multitud de asuntos paralelos en los que andaba envuelto, no pensaba abandonar sino todo lo contrario, pensando ya entonces en ponerse a trabajar en un nuevo álbum. Cumpliendo su promesa, vemos sin mucha dilación la llegada de ‘Nova Creu Alta’, el séptimo disco de Refree. Como si de un eterno explorador se tratase, Raül ha tocado varios palos en sus últimos álbumes: de los aires jazz de ‘La Matrona’ (2005) y ‘Els Invertebrats’ (2007) pasó a algo más abstracto y orquestal en el citado ‘Matilda’. Esa vocación de seguir adelante y abrirse paso a otros campos sigue más que presente en un álbum que no solo trae novedades en lo estilístico, sino también en su edición. La etapa con Marxophone ya es historia, pues el nuevo álbum de Refree es una de las primeras referencias de El Segell Del Primavera, nuevo sello discográfico por parte de la gente que hay tras el festival Primavera Sound.

En lo puramente musical hay cambios, sí, pero la raíz de estos nuevos temas sigue siendo 100% Refree, lo que ocurre es que los ha vestido con un traje distinto al que nos tenía acostumbrados. Los aires folkies mediterráneos con toques jazz u orquestales dan paso a un sonido más enrevesado, psicodélico, con guitarras más potentes, por momentos luminoso, pero con puntos oscuros y en general con mucha más pegada que el delicado ‘Matilda‘ y demás predecesores. No olvidemos el eclecticismo de Raül y su pasado en grupos como Corn Flakes, con estrechas raíces en el hardcore y el punk. Por tanto, a quien conozca bien la carrera del barcelonés no debería extrañarle este lanzamiento. Y es que ‘Nova Creu Alta’ no es un disco de hardcore punk, pero sí suena al tipo de disco que ha hecho una banda con comienzos en sonidos más agresivos, como sucede a Standstill.

Estos diez nuevos cortes pueden sonar a los mismos Standstill de los últimos años, a los Flaming Lips noventeros (‘Avui ho he vist’, ‘Orgia’, ‘Els nostres pares’) o simplemente y sin tener que recurrir a comparaciones con otras bandas, a una versión un poco asalvajada y con más pegada de sí mismo (‘La festa’). Nos comentaba Raül con el motivo de la salida de ‘Matilda’ que había empleado en sus discos tanto el castellano como el catalán para las letras, pero ese bilingüismo desaparece aquí en favor del catalán, tras unos cuantos álbumes de coexistencia. Lo que sigue bien vivo al margen de todo cambio es su talento para lograr melodías perfectas y dotarlas de los arreglos que éstas pidan. Otro buen trabajo de un artista incombustible. Miguel Sánchez, Jenesaispop (September 2013)

REFREE – MATILDA

Matilda

Artist : Refree

Release Date : January 1, 2010
Label : Marxophone
Format : CD /Vinyl
Produced by Brad Jones and Raül Fernandez. Recorded and mixed at Estudis Calamar (Barcelona) and Alex The great (Nashville). Mastered by Alex Psaroudakis at Hitmakers Mastering. Cover by Heiko Müller.
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An unorthodox and exploratory composer, who strikes a perfect balance between craftsmanship and the avant-garde, singer-songwriting and pop. We’re referring to Refree, the artistic name of the singer, guitarist, pianist and composer from Barcelona, ​​Raul Fernandez. On his fifth album, ‘Matilda’, Refree exploits the full potential of his songs with a highly original and surprising approach, conjuring up murky intimate sounds expressed in both Catalan and Spanish. Raul Fernandez has been touring Europe and America this year with American singer-songwriter Josh Rouse, and on ‘Matilda’ he worked closely with Brad Jones, producer of power-pop artists such as Matthew Sweet and Cotton Mather. Refree’s album is distinctly confessional and somewhat surreal and features collaborations with two of Catalonia’s most prestigious female vocalists, Maria Rodés and Silvia Perez Cruz.

 

  • Brad Jones –  electric bass, double bass, guitars, vibraphone, vocals, sampler, production
  • Chris Carmichael –  violin, viola, cello
  • Aleix Tobías –  percussion
  • Oriol Roca –  drums
  • Anna Carné –  cello
  • Sílvia Pérez Cruz –  vocals
  • Maria Rodés –  vocals
  • Josh Rouse –  vocals
  • Nico Roig –  guitar, vocals
  • Raül Fernandez –  guitar, vocals, composition

 

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Matilda es el nombre que hubiese puesto Raül Fernández a su primogénito si hubiese sido niña. Pero nació niño. Matilda sí es el título de su quinto trabajo bajo el pseudónimo Refree, pero tampoco es este un trabajo en el que el músico y productor catalán explique demasiado de sí mismo. A Fernández no lo conocerás por lo que canta, sino por dónde pone el acento de su mirada, por cómo lo explica, por cómo proyecta su voz y, sobre todo, por cómo conduce la música; siempre de forma tierna y enrevesada, delicada y aventurera.

Refree no se desnuda con las palabras. «Hace mucho tiempo que no escribo una letra en primera persona. En Quitamiedos hablé mucho en primera persona y no estaba preparado para eso», reconoce. Aquel disco lo grabó hace ya ocho años, pero desde entonces Fernández ha acentuado su pudor ante el modelo de cantautor confesional o el artista que vocifera su posición ante el mundo. Él disfruta más, y se siente menos vulnerable como autor, describiendo escenas y personas ante las cuales se posiciona como un observador desde la distancia. Es un modo distinto de desnudarse. Refree se desnuda cuando nadie mira.

Minucioso y juguetón, Raül Fernández quería grabar esta vez un disco con menos instrumentos y músicos de lo habitual. Era lo que le apetecía después de Els invertebrats (2007) y tras un año de muchos viajes y muchas producciones. Encerrado a solas en su casa, fue moldeando las canciones. Las grabó, las retocó, las deshizo, las rearmó, se las miró desde dentro, se las miró desde fuera y aun así no acababa de estar convencido. Cuando el bloqueo y el agotamiento empezaban a hacer peligrar el disco, escribió un mailal productor estadounidense Brad Jones.

Sí, Raül Fernández estaba a punto de delegar en un tercero ese trabajo por el que otros demandan sus servicios. «Incluso cuando le había enviado el mailpensaba: ‘Tendría que hacer yo todo el disco’. Pero cada vez tengo más claro que es complicado llegar igual de lejos con tu propio material si estás solo que cuando cuentas con alguien más». Y trabajando con el estadounidense (productor de Josh Rouse, Els Pets y Quique González), no sólo completó el disco, sino que aprendió cosas de un productor más bregado y experto. «Me enseñó a extraer el sonido específico y único de cada instrumento», celebra ahora. Y es sólo un ejemplo. Hoy se presenta un Refree con cinco discos a sus espaldas y cuatro músicos de apoyo. Un Refree últimamente obsesionado por el timbre de los sonidos. Un Refree aún indeciso a la hora de mostrar sus sentimientos de forma explícita. Un Refree que, como músico que es, ha aprendido a transmitir su personalidad más a través de la interpretación musical que de las palabras. Como decían Aerosmith: deja que la música hable por sí sola. Nando Cruz, El Periódico (January 2011)

 

Tenía, hasta ahora, la teoría de que los mejores discos de Refree eran los pares. Su quinto álbum no solo la hace trizas, sino que marca un antes y un después en la trayectoria del hiperactivo Raül Fernandez al tiempo que consolida su discurso, su mundo y su imaginario.

Matilda rompe su alianza con el sello Acuarela y se convierte en la primera referencia de la etiqueta Marxophone. También reinventa el sonido del catalán, quien opta por compartir las tareas de producción con el estadounidense Brad Jones y, tras buscar en Els invertebrats (2007) un tono unitario con el apoyo de un grupo de jazz, aquí opta por una invasión de vientos y cuerdas que, en lugar de dotar de mayor solemnidad a las canciones (algo que solo sucede en el primer y último corte), contribuyen a crear un clima evocador, melancólico, algo nebuloso e irreal, como si las historias que cuenta Raül tal vez no hubiesen sucedido o fuesen simples trampas de la memoria.

Si digo que consolida su imaginario es porque en sus crónicas costumbristas sobre personajes imperfectos pero reconocibles, que producen entre tristeza y ternura, se ve claramente, sin ninguna duda, la autoría de Refree, así como en la narrativa suave de su voz y la delicadeza e imaginación de los arreglos. Pero, con la ayuda de Jones, va un poco más allá y, mediante una sutil complejidad instrumental, crea esa sensación un tanto evanescente pero también carnal en el recuento de recuerdos que parecen llevarnos a unos años iniciáticos, repletos de preguntas, extrañezas y una sexualidad tímida. Y deja más cuestiones en el aire: ¿quién es Matilda?, ¿por qué los pies aparecen como imagen recurrente en todo el disco? David Saavedra, Rockdelux (December 2010)

 

Refree abre camino porque es el primero que ha editado disco bajo la etiqueta Marxophone, ese tinglado cooperativista que se han montado Nacho Vegas, Fernando Alfaro y él mismo, junto con la promotora I’m an artist, para autoeditarse. Matildatambién es una especie de revolución para Refree. Es su disco más intimista, el más complejo instrumentalmente –la mayor parte de las veces sutil, armonioso, con algún ornamento gratuito–. Tiene algunas de sus mejores canciones, como Ciempiés, Un buen tío –minuto y medio de exactitud musical, para qué más– o la ambiciosa Mil i un possibles finals. Marcians o Al senyor Beltran también son puntos álgidos de un disco lleno de historias intimistas, de vistazos desde la ventana, momentos que recuerdan al Tío Alberto de Serraty otros casi a Divine Comedy. Pero tómese esto sólo como una contextualización; la música de Refree es una de las más personales de las que se hacen en este país. Josu Lapres, Rollingstone Magazine (March 2010)

 

Después de flirtear con el jazz y su libertad de ejecución en sus dos anteriores discos, Raül Fernández vuelve tres años después con su trabajo más intimista y de pop de autor. Una colección de diez canciones que algunas pueden parecer de las más despojadas que haya escrito jamás. Pues todo lo contrario. Si bien algunas son extremadamente minimalistas en orquestación, también hay estructuras de lo más complejas y cuidadas pero que, de tan bien trazadas, se convierten en sencillas. “En pie”, un himno coral, incluso familiar, que no llega al minuto repitiendo así una fórmula abre-discos acuñada en sus últimos trabajos, da la bienvenida de manera pletórica y con gran solemnidad a lo que vendrá después: una tira de historietas que en ciertos momentos dejan de pintarse con tanto colorido. Como de cine es “Ciempiés”, la más completa y compleja, con principio-final tenso y tétrico y entremedias un r’n’b a ritmo de palmas. Algo nuevo en Refree. Hablando de nuevos lenguajes: la siguiente, “Un buen tío”, es un boceto al banjo y ukelele a ritmo country-folk que de tan cercano que es una delicia. “Els veïns nudistes” mimetiza con esa melancolía hogareña tan suya. “Al Sr. Beltrán” es una preciosa oda a un viejo amigo de la familia con la que no se puede ser más afectivo. “Marcians” es otro ejemplo de estructura esquelética que se va repitiendo y va creciendo hasta picos sublimes. Aunque como sublime, “10 mil i un possibles finals” que cierra el disco con el pop más vital, glorioso y coral que haya parido. Celestí Oliver, Mondosonoro (November 2010)

 

Raül Fernández vuelve a la actualidad musical tres años después de ‘Els Invertebrats’ con ‘Matilda’, quinto disco de Refree, su proyecto unipersonal. Inicialmente previsto para el año que viene, su salida se adelantó al mes pasado, presentando asimismo el sello de autoedición Marxophone, del cual es la primera referencia. Al igual que en ‘La Matrona’ y su anterior disco hasta la fecha, la duración ronda la ideal para un LP, y el corte inicial, ‘En Pie’, es un tema breve, una especie de introducción cantada, con alegorías religiosas, como si ‘Matilda’ se tratase de una misa (“El ritual es esencial, tengamos fe”, canta Raül).

Otro paralelismo con su discografía pretérita es que el castellano y el catalán vuelven a ser los lenguajes empleados, esta vez a partes iguales, con cinco temas cantados en uno, y cinco en otro. Encontramos letras costumbristas, y hasta cómicas, como la de ‘Torpe’ (un tipo que siempre que mira con disimulo el culo de alguna chica, le pillan) o de viajes cuasi-imaginarios, como en ‘Ciempiés’ (donde el protagonista conoce en Nueva York a una señora como un ciempiés, que habla en inglés y se mueve en francés).

Musicalmente ya no hay tantos paralelismos, pues el aroma jazz que se podía percibir ha desaparecido, en favor de arreglos orquestales como los de las citadas ‘En Pie’ o ‘Ciempiés’, o ritmos latinos en ‘Al Senyor Beltran’. La base folkie y acústica sigue presente, deliciosamente presente en ‘Un Buen Tío’ o en ‘Marcians’, por ejemplo. El último corte, titulado ‘Mil I Un Possibles Finals’, es el que más se distancia de la tónica general, más cercano al pop/rock, y con una curiosidad que Raül comentó en nuestra reciente entrevista, y es que cada estrofa está dispuesta de manera distinta: en una solo hay voces, después en otra entra un banjo, etc.

Aunque sea un proyecto en el que él lleva las riendas, se ha sabido rodear de amigos para que el resultado sea sobresaliente: producido a medias entre Raül y Brad Jones, en el disco colaboran artistas de la talla de Josh Rouse, quien hace coros en ‘Eso está muy bien’ o Maria Rodés, quien también aporta coros, en su caso en ‘Marcians’ o en ‘Mil I Un Possibles Finals’, conformando otro gran álbum en la brillante carrera del multidisciplinar artista. Miguel Sánchez, Jenesaispop (December 2010)

TRIBUTE TO OS MUTANTES: EL JUSTICIERO, CHA CHA CHA

TRIBUTE TO OS MUTANTES: EL JUSTICIERO, CHA CHA CHA

Artist : Various artists

Release Date : November 10, 2010
Label : Nacional Records / Alegro Discos
Format : CD

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The Brazilian psychedelic group Os Mutantes were one of the most important bands to come out of South America in the 1960s and early ’70s; their blend of Beatlesque songwriting and studio trickery with the rhythms and melodies of their home country, not to mention the harmonies of female vocalist Rita Lee and the Baptista brothers, was utterly unique and even occasionally baffling. This tribute album, which features contributions from a few well-known artists (most notably Café Tacuba, Fernando Cabrera, and Fito Paéz) as well as a track by Mutantes co-founder (and current last original member standing) Sergio Dias in collaboration with Colombian group Aterciopelados, doesn’t soften all of Os Mutantes’ spiky edges, but it does bring out the beauty of their songwriting without slathering it under field recordings and studio trickery, as their own studio albums sometimes did. Overall, like most tribute albums, it’s likely to serve as a treat for the group’s existing fan base, but whether it’ll inspire listeners who’ve never heard the originals to seek out the Mutantes back catalog (something more people should definitely do) remains an open question.

 

Oriol Rocca appears on the track 2001 by Os Mutantes

 

Mutantes

 

  • Raül Fernandez: guitars, vocals, keyboards, producer
  • Ricky Falkner: electric bass, keyboards
  • Oriol Roca :drums

REFREE – TOTS SANTS

Tots Sants

Artist : Refree

Release Date : May 29, 2012
Label : Marxophone, Senedín
Format : CD
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Buy Album:

A live-in-studio album to celebrate Refree‘s ten years career. Handpicked songs from his previous albums Nones, La Matrona, Els Invertebrats and Matilda revisited in a recording session at La Casamurada studio, also documented on video by the brilliant people from www.totssants.com

 

  • Cayo Bellveser: bass, flute, backing vocals
  • Raül Fernandez: vocals, guitar, clarinet
  • Xema Fuertes: guitar, banjo, clarinet, backing vocals
  • Xavi Lloses: piano, keyboards, accordion
  • Oriol Roca: drums, flute

 

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A Raül Fernandez nunca le ha gustado estarse quieto demasiado tiempo en un mismo sitio. Lo dicen todas las etapas que, de Corn Flakes a Élena, ha ido quemando hasta llegar a Refree y lo confirma ese espíritu inquieto que lo ha llevado a producir a Josh Rouse y Nacho Umbert, a colaborar con Nacho Vegas y Silvia Pérez Cruz o a comandar aventuras como la Rockdelux Experience. Y aunque aparente que de un tiempo a esta parte se encuentra la mar de a gusto en el pellejo de Refree, nada es lo que parece, y este Tots Santses la mejor excusa que podría haber encontrado para reinventarse por enésima vez y regrabar canciones de todos sus discos en solitario –solo el primerizoQuitamiedos(2002) se queda fuera de la revisión– coincidiendo con el décimo aniversario de su proyecto más personal y acompañado por Oriol Roca, Xavi Lloses y los Ciudadano y Maderita Cayo Bellveser y Xema Fuertes.

A primera vista parecen cambios sutiles e imperceptibles, aunque la constante de estas canciones reinterpretadas en directo para una de las sesiones de la web Tots Sants es que potencia la cercanía y realza el corazón estilístico de cada una de las piezas. Así, del pop de sala de estar de “Un buen tío” al himno de sábanas revueltas que es “Faltas leves”, pasando por los desvíos hacia el jazz –“Raisa”–, el folk mediterráno –“Envejece”– y los pianos somnolientos –“Batís”–, el músico catalán parece contemplar todo su repertorio desde esa cima privilegiada que es Matilda (2010), pero sin llegar a romper con la identidad estilística de cada uno de sus discos. Y aunque algunas de las revisiones no lleguen a hacerle sombra al original –“Els veins nudistes” sigue sonando más desarmante en su primera encarnación–, Fernandez propone aquí un encomiable ejercicio de relectura de sí mismo culminado por una sobrecogedora versión de “Gallo rojo” de Chicho Sánchez Ferlosio rematada por las voces de Nacho Vegas y Sílvia Pérez Cruz. De nota. David Morán, Rockdelux (May 2012)

 

Raül Fernández és el més semblant a una divinitat entre el que tenim en el nostre univers musical. No, que se sàpiga no ha ressuscitat d’entre els morts el tercer dia, ni ha multiplicat els pans i els peixos, però és indubtable que té el poder de l’omnipresència. Va iniciar la seva trajectòria musical formant part de projectes com Corn Flakes i Élena, per  acabar convertint-se de mica en mica en una figura cabdal de la nostra escena, ja fos per la seva feina com a autor, signant d’obres tan notables com “La matrona”, “Els invertebrats” o “Matilda”, o en la seva faceta de productor, havent col·laborat al llarg del temps amb gent com, entre altres, Sílvia Pérez Cruz, Roger Mas, Mala Rodríguez, Josh Rouse, Christina Rosenvinge, Nacho Vegas, Nacho Umbert, Senior i el Cor Brutal… Per celebrar els deu anys que fa que s’amaga rere l’alter ego de Refree, Raül Fernández acaba de publicar “Tots Sants”, àlbum on reinterpreta alguns dels millors moments de la seva discografia en solitari. Versions que no disten en excés de les originals, però que tornen a donar bona mostra del talent com a creador d’un Raül Fernández capaç de teixir un discurs on afloren notes del pop més delicat (“Marcians”), la cançó d’autor (“Envejece” o una “La mestressa”, on es revela com un versió rejovenida del Joan Manuel Serrat de “Mediterráneo”) o fins i tot el jazz i el blues (“Raisa”). No, no és un Déu però algunes de les seves cançons semblen petits miracles. Oriol Rodríguez, Núvol (June 2012)

REFREE – ELS INVERTEBRATS

Els Invertebrats

Artist : Refree
Release Date : September 24, 2007
Label : Acuarela
Format : CD

Recorded at Jet Studios (Brussels) on May 2007. Mixed by Jordi C. Corchs. Mastered by Alvaro Balaña. Produced by Raül Fernandez

 

Go to REFREE

Buy album:

Els Invertebrats is the fourth studio album by singer-songwriter and producer Raül Fernandez. This is song driven music, which is equally strong and warm with just voice and solo jazzy upright bass or solo piano, but is accompanied most often with more instruments (additional piano, or Rhodes, bits of electronica and glockenspiel, drums, violin, harmonica,..). Refree’s warm voice is somewhat comparable to some late 60s/early 70s Argentine examples I know of (like Spinetta from Almendra and Invisible), but in a more jazzy way, and also, more singer/song orientated. 

 

  • Raül Fernandez: vocals, guitar
  • Giovanni di Domenico: piano, keyboards
  • Manolo Cabras: double bass
  • Oriol Roca: drums
  • Ricky Falkner: banjo, percussion, back vocals
  • Sílvia Pérez Cruz: back vocals

 

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La música de Refree funciona –al menos en mi opinión– a efectos retardados: acostumbrados a que la música nos empache de instantaneidad, sorprende que su propuesta más personal se aleje cada vez más de lo previsible y que, en sus últimas entregas, cueste de digerir con facilidad (aunque cuando se consigue la sensación es duradera y única). La música de Refree funciona –al menos en mi opinión– a efectos retardados: acostumbrados a que la música nos empache de instantaneidad, sorprende que su propuesta más personal se aleje cada vez más de lo previsible y que, en sus últimas entregas, cueste de digerir con facilidad (aunque cuando se consigue la sensación es duradera y única). A lo largo de casi media vida publicando discos (empezó a los diecisiete y acaba de rebasar la frontera de los treinta), Raül Fernández ha tenido oportunidad de probar muchos sabores musicales, y para la cuarta referencia de Refree, “Els invertebrats”, ha apostado por la improvisación con unos invitados de lujo, el trío de jazz de vanguardia The Sweet Cut (Giovanni di Domenico, Manolo Cabras y Oriol Roca), con quienes ha experimentado las mutaciones que sus propias partituras podían sufrir. Aunque la instrumentación esencial (piano, contrabajo y batería más las guitarras de Fernández) pueden hacer pensar en un acercamiento al jazz, bajo esta colección de piezas que encajan y desencajan, que implosionan y explosionan en ocasiones dentro de la misma canción (caso de “El puerto de los cristianos”) se esconde la verdadera esencia de su búsqueda musical: la pasión por la canción de autor de aires costumbristas e incluso tradicionales (“El sud”, triple salto mortal –voz más contrabajo– que recuerda la esencialidad de “El noi de la mare” que aparecía en “Inmigrasons”). Jordi Nopca, Mondosonoro (October 2007)

 

Convertido en uno de los productores del momento, Raül Fernández ha encontrado el tiempo necesario, 5 días en Bruselas, para grabar las canciones que forman su último disco, Els invertebrats, y que vuelven a transportarnos al universo propio de Refree.
Un universo tranquilo y cercano. El espacio donde Fernández aborda temas cotidianos como la ciudad, las porteras, un despertar o los días en que oscurece antes. Todo ello tiene un sitio en Els invertebrats, donde entre canciónes en castellano y catalán Refree va articulando un discurso que se apoya en el acompañamiento musical del trío de jazz The Sweet Cut. Formado por Giovanni Di Domenico (piano), Manolo Cabras (contrabajo) y Oriol Roca (batería), es el conjunto que, en la mayoría de canciones, sustentan la voz de Raül Fernández. Si a eso se le suma la producción del propio Fernández tenemos el espectro sonoro por el que se pasean las canciones de Els invertebrats. Siempre delicada. Siempre buscando el detalle. Así es su música. Esta vez con la novedad de Sweet Cult. A más de uno algunos temas le parecerán demasiado jazzísticos, pero las propuestas de Refree siempre son arriesgadas. Y eso hay que valorarlo. Quizás con unos arreglos más tradicionales hubiese conseguido más adeptos, pero entonces no se trataría de un disco, el cuarto ya, de Refree. Quim García, Indyrock (June 2007)

 

El cuarto disco de Refree es un disco de pop oculto tras un tenue manto de jazz que lo recubre por completo, ya que Raül Fernández se ha hecho acompañar por el grupo de jazz The Sweet Cut, consiguiendo un disco tan intemporal como bello y tan cosmopolita como personal.

”Els invertebrats” es una suerte de palíndromo, cuyo centro es la portentosa El Sud, que se rodea de dos canciones gemelas y perfectas, para seguir abriéndose en la siguiente cáscara con las cancione más prescindibles, y llegar al final de la onda expansiva con la primera y la última canción, tan buenas como las tres centrales, y tan inolvidables como todo el disco en general. Las canciones, de un divisionismo costumbrista, a veces recuerdan musicalmentea los inicios de Sr. Chinarro -hablo de la gloriosa Una rodillita dos, por ejemplo-, pero como si fueran cantadas por un Parade sin maquinitas, que en vez de oír tanto a Franco Battiato oyera más a Sisa.

Se inicia el disco con una fabulosa Buenos días por la mañana, que en un minuto y veinte segundos de pianos y silbidos deshilachados se convierte en heredera directa de El niño inseminado, lo que te hace ver que estás ante un disco muy a tener en cuenta. Un oficio antiguoy La mestressa, casi más de Parade que de Refree, son buenas, pero viendo lo que viene después, es mejor dejarlas pasar.

Y se llega a las tres canciones centrales, tres canciones que forman un half pipe rápido-lento-rápido resumen de todo el disco. Empieza con Envejece, en la que Raül sigue su recorrido de mañana de domingo en su barrio con una alegría melancólica que ni los Magic Numbers, para bajar el pistón con El sud, magistralmente cantada por Raül con el único acompañamiento del contrabajo de Manolo Cabras, y luego subir con El Sant Sopar, con palmas, moog, fiesta y todo lo necesario para acabar el guateque.

Aunque alguna de las siguientes canciones, como Marlina, pudieran oírse en el programa Área reservada, lo que echa para atrás bastante, el nivel de calidad del disco sigue prácticamente intacto, para acabar al más alto nivel con un poema musicado de Gloria Fuertes, Nana al niño que nació muerto, precioso poema convertido en perfecta canción pop, que seguro hubiera hecho las delicias de Enrique Urquijo, quien tenía en cartera cuando murió un disco de poemas Gloria Fuertes, que quizá, oyendo sus discos con Los Problemas, no hubiera estado tan lejos de loque ha hecho Raül Fernández, una sencilla canción pop con piano y violín.

”Els invertebrats” es un disco que merecidamente estará en un par de meses en todas las clasificaciones de lo mejor del año. PopMadrid (October 2007)

REFREE – LA MATRONA

La Matrona

Artist : Refree

Release Date : May 30, 2005
Label : Acuarela Discos
Format : CD

Recorded by Aurelio Morata

Mixed by Jordi Mora

Mastered by Michael Schwabe

 

Go to REFREE
Buy Album:

El tercer disco de Refree comienza con una canción de minuto y medio que es toda una declaración de principios: “ya no hay pena / y las mujeres al pasar / se me enredan / en mi segunda mitad./ Es tan moderna esta ciudad / que hay que celebrarlo todo./ Ya no hay pena, / con lo bien que se me da”. En unos pocos versos ya tenemos los puntos cardinales de “La matrona”: la celebración de la vida, las mujeres, la ciudad que nos rodea, y la aflicción siempre vista con ironía y escepticismo. El título, que hace referencia a la naturaleza más carnal que sexual de la mayoría de los textos del disco, nos avisa de que estamos ante una obra íntima pero expansiva, medida pero entrañable (porque sale de las entrañas y porque a menudo nos arranca una sonrisa de complicidad): Siete canciones en castellano, cinco en catalán que conforman un trabajo emocionante de principio a fin.

 

  • Raül Fernandez: guitar, vocals, producer, string arrangements
  • Ricky Falkner: electric bass, producer
  • Víctor Francisco: drums
  • Josep María Baldomá: organ, piano
  • Luis Eduardo Blanco: trumpet, flugelhorn
  • Xavi Molero: drums
  • Oriol Roca: drums
  • Quim Badia: viola
  • Montse Majá: cello
  • Judith Rovira: trumpet
  • Irene Rodríguez: backing vocals
  • Irene Tremblay: backing vocals
  • Jaume Sisa: guest vocals on L’herència

 

 

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Premi Enderrock Millor Disc Pop- Rock 2005

 

Premi Puig- Porret 2005 per La Matrona

 

 

Tercera entrega en cuatro años del geniecillo que se esconde tras el seudónimo de Refree. Raúl Fernández regresa con doce temas compuestos por él mismo y que en un ejercicio de abnegación no sólo interpreta a la guitarra y con su voz (incluso en los coros), sino que también se ha hecho cargo de todos los arreglos y ha producido el álbum apoyándose únicamente en Federico Falkner, su bajista habitual.

Que Raúl se desenvuelve con la misma facilidad en catalán que en castellano es un hecho que no nos sorprende a nadie: Quitamiedos (Acuarela, 2002) y Nones (Acuarela, 2003) así lo atestiguan. Por eso no deberá extrañar que haya prácticamente paridad de temas en ambos idiomas (cinco en catalán, siete en castellano). En cualquier caso, sea uno u otro idioma Refree vuelve a componer auténtica poesía ya sea en su fondo como en su forma. En lo primero con estrofas que llegan al alma, fascinante ejercicio lírico del que puede servir como ejemplo La invasión de los cuerpos (“Y dirán que no son suyos los fonemas / que las palabras son así: se van con quien les apetezca”) o El cumpleaños (“Nada que hacer / Aunque te despiertes de una vez / Y en el sofá está nublado…”); en su aspecto con una simbiosis perfecta entre lo cantarín de su lenguaje con los instrumentos de los que se rodea, especialmente acusada en los temas en catalán, idioma más musicable que el castellano por su característica sonoridad.

Si nos centramos en la instrumentación para quienes hayan seguido la pista a este compositor no pillará por sorpresa que estemos ante uno de los discos pop más instrumentados; La matrona (Acuarela, 2005) se acerca al concepto musical de la California de los Beach Boys de orquesta y coros cantarines pero manteniendo su propia identidad, que idealiza el estilo especial de los cantautores mediterráneos, a ratos tan épico como Serrat – de lo que da constancia Els peus del llit (“I Les cosas que diuen de mi…/ I Les coses que diran de mi… / I les coses que riuen amb mi”)- en otras ocasiones tan íntimo y nostálgico como Aute – de lo que puede dar fe Glorietas , donde además tiene a los coros a Irene Tremblay, Aroah). Ahora además se atreve con ambientes extraídos de cualquier club de jazz, donde se refugia con la ayuda de Eduardo Blanco a la trompeta y Josep María Baldomà al piano como en El sótano.

El arreglista catalán sigue empeñado, erre que erre, en demostrar que de un trabajo a otro puede superarse sin caer en la vulgaridad y dejando claro que los cantautores no tienen que ser tostones infumables para el público general, cuando detrás se sustentan en la vitalidad del hombre en todos sus estados y un puñado de músicos profesionales. Jorge Garcia, Alta Fidelidad (June 2005)

 

“Diremos todos que sí y habrá más huecos en las casas y nos veremos del perfil que nos queda mejor y sentiremos tanta euforia que no podremos ni dormir y haremos el amor más veces y mejor”.

Raül Fernández llevaba demasiado tiempo esperando poder decir algo así y, desde luego, era simplemente cuestión de días, porque la frase estaba allí y solamente había que encontrar el momento y la forma. Dejar puertas entreabiertas es lo que tiene, dejar que se cuele la corriente y lo renueve todo. Como el anuncio de algo sabido, hablamos de presunción, el presentimiento de que borrados los miedos y disperso el polvo de las canciones de cuna le llegaría el momento a un disco como este, en el que las mujeres, el amor, la luz y sobretodo el buen humor son capaces de eclipsar los momentos más amargos, que por cierto, siempre estarán ahí.

Haciendo gala de un buen gusto incuestionable, las influencias mediterráneas de “Nones” se mantienen y se entremezclan con un aire de luz más potente aún, estival. La cuerda y los arreglos tienen más importancia que en ninguna otra entrega del proyecto del catalán, e intensifican todo el significado de las canciones, que a su vez, son las más melódicas y complejas que jamás haya escrito: algunas parecen formadas en varias tomas, como si de tres canciones en una se tratara, es el caso de “La invasión de los cuerpos”, cuatro minutos de gracia y piano, dejando las estrofas desfilar, estallando en una fiesta. Podría parecer que no queda espacio para el abatimiento, pero sí lo hay, una tristeza nostálgica que ni tan siquiera es tal. Es la sutileza, decirlo todo de una forma literaria con la influencia de escritoras como Belén Gopegui o Carmen Martín Gaite, a quien guiña un ojo en “la reina de les neus”, dedicándole el título. Raül no sólo ha dado en el blanco con la temática, con el qué, acertando también en el cómo, en la capacidad descriptiva de unas canciones que son como pequeños retratos de sus aflicciones, deseos y ojeras.

El sonido impecable de la banda, la inestimable ayuda de Federico Falkner al bajo y codo con codo en las labores de producción. El talento de un Refree cada vez más en estado de gracia se ve aderezado por la presencia de un montón de registros e influencias del pop melódico de los años sesenta (coros incluidos) que hace saltar los muelles de esa reivindicación a quedarnos en la cama que es “Faltas leves”, donde habla del sexo como un arma de doble filo, de quien se engaña fingiendo que el amor es humedad. O del sabor a calma de “Misses dites” la moralina en misas dichas, con guitarra acústica y una reflexión que en cierto modo puede resultar hasta anacrónica.

El disco en sí es un gran acierto, como lo es “Batís”, el mejor corte, relajado y jazz, o sorpresas como “Els peus del llit” o “L´heréncia” con la colaboración de Aroah (una vez más) y la simbólica coda final de Sisa, o, como sin duda lo es dedicar tu mejor trabajo a tus abuelas.

Amabilidad por los cuatro costados y muy buen saber hacer que se quedan en eso, no en grandes elogios ni aplausos desmedidos. Nacido de pura sencillez para ser pura armonía, muy recomendable. El canto a la Mujer de uno de los mejores autores de nuestra escena. Juan Monge, Monopalacerecords Fanzine (July 2005)

 

La Matrona es el tercer trabajo de Raül Fernández como Refree, casi dos años después de la excelente acogida de Nones (Acuarela, 03). La clave de este músico está en hacer lo que en cada momento le ha apetecido, en aprender y no estar nunca quieto. Han pasado muchas cosas desde los tiempos de Corn Flakes, y Raül se ha convertido en uno de los músicos más respetados y admirados del momento.

Con La Matrona se aleja definitivamente de su primer álbum, Quitamiedos, y le sitúa en la senda luminosa de su anterior trabajo. Comparte con éste varias características, como el uso de catalán y castellano para explicar historias cotidianas con una naturalidad y sencillez muy elegante, y la calidez y el preciosismo instrumental que viste todo el álbum, desde el minimalismo de “Ya no hay pena”, tema que abre el álbum, a la riqueza de “Batís”.

Raül da rienda suelta a su imaginación para ofrecernos melodías llenas de clasicismo, que se mueven en un terreno tan abierto que va del jazz más libre (“Faltas Leves” o “El sótano”) al pop sin concesiones (“Glorietas”), en el que la instrumentación es deliciosa. El piano, junto con la voz de Raül, actúan de hilo conductor No abusa de los arreglos de cuerdas y viento. Cada instrumento tiene su razón de ser. El resultado es un trabajo de artesano, perfectamente entrelazado y esculpido, en el que no hay ataduras ni elementos restringentes. El sentimiento con el que canta las historias de sus canciones ayuda a que se cree una relación muy íntima entre él y el oyente.

Entre las diferentes colaboraciones con las que cuenta, cabe destacar las de Jaume Sisa e Irene Tremblay, Aroah, en “L’herència”, el tema que cierra el álbum.

Un disco muy cuidado hasta el último detalle, como el diseño del artwork, obra de Anna y Mar Girona, que sitúa a Raül Fernández en la primera fila de nuestra música, y del que aún podemos esperar mucho más, algo que siempre resulta muy positivo. Maribel Martínez, Muzikalia (October 2005)

 

Con la salida de su tercer disco, ya no cabe duda que Refree, o lo que es lo mismo, Raül Fernández, es uno de los principales compositores dentro del panorama nacional.

Mucho más luminoso y sonoro, pero igualmente con ese cierto regustillo agridulce de anteriores trabajos, “La Matrona” (Acuarela, 2005) continúa con la estela intimista dibujada por los dos LP que le preceden, pero ampliando las sonoridades de las que hacer uso.

Jazz, aire europeo, guiños a ABBA, a Cohen e incluso ritmos funky en la participación del propio Sisa. Sonidos más suaves, deliciosos, delicados y exquisitos traídos por los arreglos de violines, pianos y cuerdas, que para este disco se liman y abrillantan, corriendo todo prácticamente a cargo de Raül, excepto el bajo, que una vez más queda en manos de Federico Falkner.

Y de nuevo la voz de Aroah como guinda de un pastel dulce y rico. Un pastel sonoro donde el pop no queda encerrado en su propio significado, y las canciones son interpretadas de manera libre, con una base instrumental abierta y armonías más complejas que lo habitual en este estilo. Carnal, como sugiere su nombre, abierto e íntimo al mismo tiempo, “La Matrona” pone de manifiesto el talento de Refree y la capacidad de reinventarse y sorprender gratamente con cada nuevo trabajo. C.F. Esteban, La Fonoteca (January 2008)

 

Raül Fernández ha construido un disco luminoso, de sonido limpísimo y de carácter tal vez más accesible que “Quitamiedos” y “Nones”. Pero que nadie se lleve a engaño por el adjetivo “accesible”: La Matrona es un disco liberado de prisas, con todo a su tiempo, y lleno de plenitud en la composición y la ejecución, uno de esos trabajos en los que el peso del cómo y el quién (Rick Falkner, Josep Maria Baldomà y el resto) se iguala y hasta sobrepasa al qué de toda la vida. Como en un disco de jazz. Es inevitable pensar en bloques al echar un oído a La Matrona: el bloque castellano, en general lleno de luz, aunque mira “Color Mazapán”; el bloque catalán, en principio más íntimo. En otro nivel, el bloque de canciones que abren el disco: “Ya no hay pena” -haiku oleoso que tiene su contrapunto oscuro en “Misses Dites”- o “La invasión de los cuerpos” -con un swing inédito en el panorama pop independiente español pero reeditado más tarde en “Faltas Leves”-; y el grupo de temas que aparecen superado ese ecuador redondo que es “Glorietas”: “El sótano” -uno de los temas menos melódicos, y en el que tal vez la voz de Raül Fernández se muestra menos fuerte, pero queda inmediatamente enriquecido con fantásticos interludios jazzísticos que están lejos de ser concesiones a la galería- o “Els Peus Del Llit”, con circo final incluido. En todos ellos hay algo de nostalgia, de recogimiento, de calor de brasero, pero también de paseo pausado bajo el sol. Raül Fernández dice que se siente más compositor que cantante: toda una declaración de principios y honestidad, pues en La Matrona es de nuevo en la voz donde residen todas las dudas que se puedan querer plantear acerca de este tercer trabajo de Refree. El Mundo de Tulsa (April 2008)

 

“Nones”, celebrado precedente del disco que nos ocupa, supuso en cierto modo un sutil golpe en la mesa del indie. Como ya nos preocupamos entonces de señalar, la propuesta de Raül Fernández bajo el nombre de REFREE conllevaba un acercamiento a terrenos muy poco trillados por nuestro común de artistas indie. Terrenos musicales y terrenos temáticos. Una propuesta diferente. Tal vez no por completo conseguida, pero singular.

Aquellas claves tan singulares parece que se han convertido en marca de agua para la moneda emitida por REFREE. Porque “ La Matrona ”, su nuevo álbum es un valiente avance en la misma senda para llegar a lo que, con razón, define su hoja de promo como lo “entrañable”, lo surgido de los espacios sentidos y cerrados, de lo cómplice y familiar. Con más insistencia incluso que en “Nones”, en “ La Matrona ” hay, sobre todo, un homenaje al núcleo familiar, a la experiencia de los ancestros más próximos y al halo protector con que nos rodearon y que, llegado el momento, tanto cuesta corresponder.

Asimismo, Fernández alarga un tanto su adiós a los confusos referentes de la adolescencia estirada como chicle, mientras intenta palpar a tientas un lugar en el mundo. En la prematura cumbre del disco, plena de ironía, miniatura de perfección inmaculada, se descubren muchas de estas claves: “Ya no ha pena/ y las mujeres al pasar/ se me enredan/ en mi segunda mitad/ Es tan moderna esta ciudad/ que hay que celebrarlo todo/ Ya no hay pena/ con lo bien que se me da” . Ternura y sarcasmo bien orientados definen un momento cumbre de puntería. También la confusión de la persona y del autor alimenta parte de la sustancia de este disco, que si algo es, es íntimo.

Las músicas siguen buscando trazar largos puentes entre el pop y toda una educación musical en clave anglosajona, cierta tradición mediterránea y una querencia jazz cada vez más acusada. Las estructuras se complican, los minutajes se estiran o se acortan sin compromisos, y son tratados sin rigidez. Así hacen aparición disonantes rupturas en medio de homenajes velados al pop californiano (“Faltas Leves”). O pianos que lloran melodías lánguidas y parsimoniosas, dejándose ir sin miedo y peleando el espacio con los vientos (“Batís”). Hay en consecuencia un riesgo mayor en “ La Matrona ”, y así se incrementa la necesidad de más repasos y entrega para penetrar sus secretos. Secretos tejidos, sobre todo, desde la complicidad del propioFernández con nombres constantes como Ricky Falkner, los providenciales teclados de Josep María Baldomá, y un grupo de músicos de vientos y cuerdas que alimentan de precisos detalles cada minuto.

Disco más maduro que “Nones”, más extravagante también, prácticamente igual de sometido a una cierta irregularidad, tanto o más incrustado en la parte de atrás de los sentimientos y tribulaciones de Fernández, dándole el tiempo que se le debe dar a un buen vino para respirar, “ La Matrona” engancha. Es cierto que juega según sus reglas, que no busca complicidades sencillas sino exigentes y, sobre todo, sinceras. Pero las recompensa con generosidad. Enrique Martínez, Feedback-zine (August 2005)

 

Distinto, original, atrevido, musicalmente complejo, textual, líricamente ambiguo -más divertido de lo que pueda parecer en una lectura superflua-“La Matrona” es el tercer disco de Refree (ya lo saben, el alias bajo el que se esconde el pluriempleado músico barcelonés Raül Fernández, ex de Corn Flakes, entre otros muchos) y sirve para asentar su propuesta como una de las más brillantes surgidas en años en la música independiente nacional. En este disco notable -que no llega, empero, a la altura lírica del imprescindible “Nones”, su anterior trabajo- Fernández reflexiona sobre mujeres (la mujer madre, la mujer amante, la mujer sola, la mujer triste, la mujer joven y la no tan joven) para terminar hablando sobre la mujer-naturaleza (de ahí, creo, el título) con un repertorio entre el español y el catalán, que usa referentes más bien remotos para los habitualmente obtusos compositores nacionales (aquí se habla de Battiatio, Randy Newman, Leonard Cohen, Van Dyke Parks o Satie; palabras mayores, ya ven) para dar lugar a un repertorio único y personal; del ambiente cinematográfico de “La Reina de las Neus” al desconcertante triunfalismo de “Faltas Leves”, de la amarga, serena belleza de “Batís” -sin duda una de las canciones del disco- a los recuerdos confusos de “Glorietas” (con la indispensable Irene Tremblay), del funk barcelonés (si me aceptan el término) de “El Sótano” a los guiños de “Color Mazapán” (a la propia obra de Refree y a Leonard Cohen) o “El Cumpleaños” (una luminosa canción, con un bromón a costa de Abba incluido) para cerrar con algo que ya venía haciendo falta: el encuentro entre Refree -hoy- y Sisa -ayer- en “L´Herenciá”, la extraña canción -de nuevo con aires de funk catalán y de transición democrática- que cierra, por todo lo alto, este personalísima colección de poemas sobre mujeres que habitaron el pasado y que habitarán “esta ciudad”. Fernando Navarro, Indyrock (November 2005)

IMMIGRASONS

Immigrasons

Artist : Immigrasons

Release Date : May 7, 2007
Label : Discmedi / Aqua Records
Format : CD

Buy album:

The  Immigrasons project gives musical expression to the experiences of Catalan immigrants to Argentina and Argentinians exiled in Spain.

 

Immigrasons es un proyecto artístico de intercambio y cooperación. Un trabajo de documentación nos ha permitido conformar el repertorio de canciones que os presentamos, bajo el supuesto de que la música forma parte de un bagaje personal y social que acompaña nuestra vida. A través de la música, hemos querido explorar los sentimientos, emociones, recuerdos y anhelos de personas originarias de Argentina y Catalunya, que han experimentado la migración forzada de uno a otro país.

 

  • Raül Fernández: guitar, vocals
  • Ernesto Snajer: guitar
  • Sílvia Pérez Cruz: vocals
  • Mariano Cantero: percussion
  • Giovanni Di Domenico: piano, keyboards, accordion
  • Guido Martínez: electric bass, double bass
  • Oriol Roca: drums

LUIS TROQUEL PRESENTA BREVE HISTORIA DE ESPAÑA

LUIS TROQUEL PRESENTA
BREVE HISTORIA DE ESPAÑA

Artist : Various artists

Title : Breve Historia de España
Release Date :
April 15, 2016
Label :
El Volcán Música 
Format
7 inch vinyl

BHDE no son las siglas de ninguna entidad financiera, sino la abreviatura del single Breve Historia de España. En lo que llevamos de siglo XXI, reza el subtítulo. Dos canciones complementarias escritas por el periodista y compositor Luis Troquel: Suelo Español y Compro Oro. Un pasodoble inmobiliario y un reggaetón calé de muchos kilates. En las voces de Soleá Morente y Las Negris. Producidas y arregladas por Raül Fernández Refree y Joe Crepúsculo. Con colaboraciones como la de Sílvia Pérez Cruz, Tomasito encendiendo los jaleos o la voz de Rosalía en los coros…

 

De Suelo Español a Compro Oro. De comprar el suelo a precio de oro a tener que venderse cualquier cosa que brille. Lo que parecían dos capítulos de la historia reciente de España se ha convertido en un ciclo vicioso. El ladrillo y el oro transformado en vil metal alternan sus auges y caídas como si de vasos comunicantes se trataran. Y la deuda nuestra de cada día enmadejándolo todo aún más. Todo lo que sube baja, y vuelve a subir haciendo bajar a muchísimos otros en la pujanza.

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